Laura, Bogotá

Durante mucho tiempo estuve perdida en mis emociones y altibajos, no sabía quién era, no disfrutaba el hoy, estaba perdida, buscaba la felicidad en todo afuera de mí: me drogaba porque estaba tan mal y equivocada que pensaba que no sentía nada y que esa era mi única forma de vivir la vida. Fui adicta y no solo a las substancias sino también al dolor, al sufrimiento y a la melancolía. Viví la rutina del padecimiento, bajo el juego de la bipolaridad; estaba derrotada.

Un 27, (día de volver a nacer) empecé a experimentar lo que es Albalá, así cambió mi vida. Allí aprendí a estar bien, a terminar con la amargura que me agobiaba, a finalizar con la depresión, el consumo de drogas y los excesos.
Aprendí a amarme, a aceptarme tal como soy, como una buscadora.

Ahora busco estar alerta, despierta a la vida, busco honrar la vida. Disfrutar la vida sanamente. Dejo fluir la vida a través de mí… me rindo ante la sanación.

Soy una persona que está cambiando su vida día a día y lo está logrando, he experimentado la felicidad, la sobriedad, lo hago todos los días, porque sé que es posible vivir feliz, ecuánime, limpia; es una opción, así como lo es el mal vivir.

Vivo en gratitud por el regalo de Albalá, celebrando el momento aquí y ahora.

Si está oscuro el cielo, el sol está en mi corazón.

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